Mujeres de la Zona de los Volcanes en Resistencia.

Ya he hablado de mis inicios dentro del feminismo en algunos escritos, aún así considero importante empezar este texto recordando que el feminismo vino a mi vida con la necesidad de sentirme parte de la Ciudad de México en ese tiempo Distrito Federal. Quería huir de la periferia, porque acá no somos el barrio, acá somos el pueblo y las de pueblito no saben, no gritan, las de aquí no se rebelan. Eso pensaba, eso nos hicieron creer por muchos años a las mujeres de mi zona.

Una de mis primeras marchas feministas, ya convencida de que el movimiento valía la pena me fui al metro Ciudad Azteca a recibir al contingente de Ecatepec. Recuerdo los camiones llenos de mujeres, mujeres mostrando y pintando sus cuerpos, apropiándose de los espacios públicos. Repaso el camino en el metro y la admiración que sentía por esas zonas periféricas. Un año después   me enteré del nuevo “chisme del pueblo” una mujer había sido golpeada y violada dentro de su nueva casa por su expareja policía. De nuevo no pasó nada.

Diez años tuve que esperar para ver esto. Mucho tiempo pensé que era la única indignada. Hoy en mis más de treinta años de lucha, me alegra ver que no estoy sola. Que aquí somos un chingo y que, aunque no salieron todas porque muchas aún tienen miedo. Logramos juntar a más de doscientas mujeres de la periferia el pasado domingo seis de marzo. Cerramos la avenida principal de un municipio feminicida, protestamos compartiendo conocimientos de artistas periféricas de diversas localidades como son: Tlahuac, Xochimilco, Amecameca, Tlalmanalco, Tenango, Ixtapaluca entre otras, porque en la zona de los volcanes también nos desaparecen, solo que aquí nadie decía nada.

Después de ese domingo se hace más grande una red ya existente. Ahora nosotras las del pueblito, las ignorantes, las que hablamos cantado, nos apropiamos de nuestro territorio, nos abrazamos, nos hermanamos y compartimos saberes. Ahora veo que marzo es para nosotras las jodidas, las de rancho. Después de esta semana tan movida, sé que en este mes por lo menos tengo que asistir a dos marchas una en la periferia y la otra en la Ciudad de México. El próximo año pienso encaminarme de nuevo a la Ciudad, pero no lo haré sola, iré con mi banda, con esas, con las mujeres de los volcanes, con las que sabemos resistir, con las que tenemos otros conocimientos, los que se hacen desde nuestros cuerpos en resistencia.

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