Desde hace meses Lourdes Arizmendí ha estado triste, todos los días vive en una constante ansiedad por saber de dónde está Dianey.
No sólo es la búsqueda de su hija sino la constante revictimización, violencia y omisión de las autoridades ante el caso.
Desde el 15 de enero del 2018 comenzó este “calvario” como ella lo llama. “un infierno”. El proceso es doloroso y una solo puede estar a un lado y esperar sus tiempos.
A diferencia de otros años, esta marcha fue solemne, triste, para Lulú fue muy difícil convocar, aunque hubo el acompañamiento se sintió distinto.
Le dolió ver tan poca gente a su lado, pero como dice “estamos las que estamos”. Últimamente he escuchado mucho esta frase y supongo que es verdad.
La pandemia ha multiplicado las trabas de las madres que buscan justicia por sus hijas, por eso es importante continuar organizándose.
“Norma escucha tu madre está la lucha”, “Desde que no estás la vida no es la misma” “Tu ausencia me lastima”.
“¡Lulú escucha aquí está tu manada!”.
bmc
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