En el marco de las acciones por la conmemoración del 25N, la Cooperativa Itzpapalotl abrió las puertas de su casa comunitaria para el Segundo Encuentro Feminista de la periferia: Tejiendo solidaridad entre mujeres. Como su nombre lo indica, el objetivo principal del encuentro es fortalecer el tejido solidario de la red de mujeres que habitan la periferia, principalmente los pueblos originarios de Tláhuac y la zona suroriente del Valle de México.
La cita al encuentro es a las diez de la mañana para poder compartir un tamal y un atole mientras se montan las mesas para el Tianguis agroartesanal, es cálida la bienvenida. El programa es extenso y es menester comenzar. Algunas se acomodan para escuchar a las primeras ponentes, otras siguen la charla de sobre mesa en el desayuno y otras más llegan corriendo -Nos perdimos- dicen con una sonrisa de alivio.
El intercambio de saberes es la premisa de base en el encuentro. Saberes ancestrales, académicos, artísticos, artesanales, saberes que la experiencia nos ha dado, todas las personas tienen un espacio en este diálogo de mujeres que se escuchan, debaten, difieren y toman nota de lo más importante.
Es un deleite aprender a hacer tortillas y tlacoyos al calor de una conversación sobre la defensa de la tierra. -Defendemos la tierra sembrándola y socializando las prácticas- dice una mujer de la colectiva Mujeres de la tierra, mientras otra hace patente el -de lo que tenemos les damos- y extiende para compartir las primeras infladitas que dio el comal.
En otro espacio de la casa, otras de las asistentes aprenden a pintar con especies y plantas, al tiempo que se comparten las impresiones del cotidiano habitar la periferia: -Lo que más me gusta son los cielos, lo que menos me gusta es no N salir sola a caminar para verlos-.
Mujeres danzan, tejen en telares, cuentan cuentos, escriben, cocinan, hablan sobre la defensa del territorio, comparten saberes para sanar con plantas, practican técnicas artesanales para moldear barro y pirograbar. Todas cabemos en esta casa, todas nos sonreímos, aunque nunca antes nos hayamos visto.
Tejer con nuestras historias fortalece la lucha. No vamos a detenernos hasta que el mundo entero sea como este domingo de noviembre: un lugar seguro para todas.