¿Te imaginas tomar fotos durante más de sesenta años? Ahora, ¿te imaginas tomar fotos de manera analógica todos esos años? Revelarlas, escogerlas, recortarlas, ampliarlas e imprimirlas. Repetir esa actividad no puede ser después de tantos años sino un ritual. En las sociedades urbanas donde casi todos los rituales se han vaciado de contenido, significado y simbolismo; la mirada y experiencia de la fotógrafa Graciela Iturbide son un amuleto pa’l mal de ojo.
Como inspiración sus fotos siempre en blanco y negro nos muestran la magia de la luz. Al posarse en un cactus o en el rostro de una calavera, sus fotografías de la vida nos recuerdan la importancia de esos momentos tan pequeños justamente como rituales cotidianos. Actividades como cepillar el cabello, lavar la cara, comer, bañarse son bajo su lente poemas breves y cariñosos. Para Graciela el mundo que mira a través de su escala de grises no es surreal, como dicen tantos fotógrafos europeos, para ella México es complejo, lo mira con respeto, asombro y complicidad. A sus más de ochenta años las cámaras de Iturbide han documentado las historias desde 1970 en diferentes pueblos de éste país y desde los años ochenta las historias en otras partes del mundo. Ella como parte de los movimientos artísticos plásticos de organizaciones del comunismo mexicano de los años cincuenta ha sido revolucionaria, su trabajo tiene ese carácter crítico de la realidad y la lucha de clases. Si todo esto era poco recordamos aquí que Graciela Iturbide vivió internada desde pequeña y hasta los veinte años de edad. Esto era muy común en aquellos años, pero ahora es parte de las anécdotas que le dieron vida a ese mundo interior que lo mira todo en blanco, negro.
Si ya era impresionante recordamos que saliendo del internado se casó y concibió tres criaturas. La crianza como parte de su quehacer cotidiano se expresa de una forma sensible en sus fotos de maternidad. Estudió cine Escuela de Artes Cinematográficas de la UNAM, mucho de su trabajo tiene ese goce de contarte una historia en una imagen.
Además de ser muy claros sus temas evocativos como la muerte, las aves, las plantas, los retratos, los oficios y personajes del mundo artístico. Su estilo te mira de frente y comunica lo que hay en su ser.
«La fotografía debe tener imaginación, no es objetiva. De hecho, es muy subjetiva porque cada uno ve de diferente manera. Depende de la formación, de lo que hemos leído, visto y aprendido.”
Siendo Graciela Iturbide una de las fotógrafas contemporáneas que más han influido a la fotografía en Latinoamérica queremos nombrar y recordar en cada número de la Revista a las que han creado nuevas narrativas a través de sus imágenes. Nos parecen tan importantes como todas las fotógrafas que hoy decidimos apuntar con una cámara y disparar. Para cerrar el episodio de Graciela Iturbide nos queda decir que la mayoría de sus trabajos forman parte de galerías exclusivas en museos por todo el mundo, además cuenta con varias obras publicadas y a la venta. Sigue siendo un referente de la estética fotográfica en México y el mundo, galardonada con múltiples premios, ella se ha abierto camino en este bello arte de detener el tiempo.