La marcha del orgullo: No todo se trata de varones homosexuales blancos

Lila Bang Bird

Son las 6 de la tarde, la fiesta aún no ha terminado, pero algunas decenas de personas ya no damos un paso más y nos arremolinamos en el metro con el único objetivo de volverá casa.  Estamos contentos, contentas y contentes, salimos a celebrar que exista la diversidad y que formamos parte de ella. Madres que acompañaron a sus retoños a marchar, parejas, grupos de amigos, almas solitarias y familias enteras. Se respira fiesta en la estación. Risas, gritos, conversaciones a todo volumen. 

En la siguiente estación se abren las puertas y en medio de un grupo de mujeres bisexuales que, envueltas en banderas de franjas rosas, azules y moradas, sube un varón de edad madura, está notablemente enojado, murmulla ofensas y desacuerdo ante todo aquello que no comprende y le asusta y que  hoy, justo hoy, salió en tropel a las calles para celebrar el orgullo de ser quien se es. Pobre hombre, pienso, mientras veo como se retrae y mira con desprecio a las chicas que tomadas de la mano se miran profundamente a los ojos.   Ojalá alguien pudiera prestarle una mirada distinta a este sujeto, o por lo menos decirle al oído: no te vas a ir al infierno, goza, lucha, que el mundo cambia y es el amor el que lo transforma.  

Bajan y suben personas del metro, cansadas pero contentas. Mujeres con los brazos repletos de amor que recolectaron mientras compartían abrazos, a todo aquellos, aquellas y aquelles que no contaron con la fortuna de sus crías para tener una madre valiente que los acuerpara en su diferencia.  Adolescentes que construyeron sus mejores cosplays y le agregaron el toque de colores para distinguirse. Personas trans con maquillajes preciosos y llenos de brillo que no puedes evitar mirar. Tacones, tenis y botas. Besos de tres. 

No todo es varones homosexuales blancos, decía una pancarta, la comunidad es amplia: Asexuales, transexuales, homosexuales, bisexuales, pansexuales, intersexuales, travestis, comunidad Queer y todos los que aquí falten nombrar. 

Fue una gran fiesta y eso no hace, ni hará nunca, menos sería la protesta.

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