Todo lo que quería para navidad a mi corta edad de 9 años era que mi familia estuviera reunida, sin discusiones, sin rencores, todos y todas en un mismo espacio disfrutando la navidad y Año Nuevo. Pero nada, nunca se pudo, por pleitos familiares mi madre no era bien aceptada, ella lloraba en el baño y eso me causaba mucha angustia. De hecho, desde que recuerdo yo cargo con ansiedad y angustia. Por ello, por abuso sexual de mi hermano, lo que me causaba odiar toda fecha en la que tuviera que estar inmiscuida en situaciones de estrés, de ansiedad.
¿Por qué comento esto ahora? Por las fechas venideras, simplemente recordar parte de mi infancia es angustioso, estresante. Cuando mi madre tuvo que salir las fechas decembrinas para trabajar, cumpleaños y toda fecha festiva dejé de darle la importancia que la mayoría deposita en esos días. Recuerdo navidades y Año Nuevo en los que estaba sola en casa y salía a dar la vuelta a la colonia y veía a familias disfrutar cenas familiares. Los odiaba. Odiaba mi vida. Odiaba todo lo que tuviera que ver con diciembre. No era Justo, no me parecía justo nada. Ella, mi madre, sentenciaba, esas fechas son para estar en familia, no para estar en casa de nadie, sin embargo, después de que estuvo al borde de la muerte muchas cosas han cambiado, he aprendido a estar con ella, a tener una mamá, a conocerla, a escucharla, saber porqué era tan importante para ella tener dinero, padeció pobreza, limitaciones y se esforzó siempre porque nosotros sus hijos, no la padeciéramos como al grado que ella la padeció. Qué hubo soledad en mí, mucha, me di cuenta a corta edad que podemos estar rodeados de personas y estar completamente solas. Estuve enferma de bulimia, anorexia, quería morirme, lo intenté en varias ocasiones… pero ahora tengo una mamá, por fin. Y navidad y Año Nuevo está a mi lado. Valoro y agradezco eso infinitamente. Ya no deseo a la familia reunida ni una paz terriblemente lejana. Deseo cosas sencillas y sensatas. Vivo al día. Un día a la vez. No tengo expectativas, no pongo a nadie en un pedestal ni espero nada de nadie y eso he aprendido que es lo más sano. He aprendido que a pesar de sus limitaciones ella me enseñó a ser independiente, a cuidarme, a estar en medio del fuego y no quemarme.
Bueno sería que me pagaran por conocerme, por averiguar en mi psique en psicoanálisis y hacerme preguntas, cuestionarme antes de juzgar.