Por Lila Bang Bird
Que inquieta ha estado la tierra últimamente, le dice una mujer a otra a las afueras del teatro, sí, ojalá que nos deje disfrutar la función, contesta la otra antes de contarle detalladamente lo que sintió durante el sismo. Me alejo para no escuchar los pormenores, un poco por educación, otro tanto para no sentir que se activa en mí la ansiedad que provoca la fragilidad humana que se nos revela cada vez que en esta ciudad la tierra tiembla.
De Flamenco Humano, dice el cartel que nos da la bienvenida, se acompaña de una larga exposición fotográfica que comienza a sembrar duda sobre lo que nos espera. La dirección escénica está a cargo de Ricardo Rubio, y el elenco compuesto por Marién Luévano y Majo Pérez-Castro como activadoras del ritual escénico, al cante Cigarra Santiago Barrul y como performers: Enzo Agustín Ferrari Fructos, Oyuki Marisol Calvo Briseño, Cinthai Salinas Espinosa, Ana Gabriela Montero González, Cynthia Anabel Franco Lizárraga, Daniel Paniagua Ramírez, Iván Fernando Guzmán Lozano, Xóchitl Mitzi Hernández Álvarez, Laura Ríos, Angélica Álvarez, Emmanuelle Sanders, Laura Pedrosa Islas, Nereida Maya Morales, Alma Sahagún, Fernanda Hernández, José Eduardo Quiróz López, Lucía Erandi Navarro Granados y Miguel Prieto Rodríguez.
Los performers se mueven ya por el escenario, llevan entre sus manos una flor blanca y aunque no parecen erráticos, tampoco parecen del todo conectados con el resto, con los que buscamos nuestro asiento y comentamos algo trivial con el de a lado. El silencio de pies descalzos que van y vienen, de pronto da paso a una voz que conjura a la tierra, una hermosa voz femenina que sin necesidad de ser anunciada roba la atención de todos los ahí presentes.
¿Ya comenzó? Pregunta alguien entre el público, shhh, le contesta su acompañante y le indica que preste atención a lo que en el escenario sucede, y así, poco a poco, de una en una, de otro en otro, todos vamos entrando en el adormecedor trance de una voz que seduce y los cada vez menos tenues sonidos del movimiento. Ya comenzó, el ritual ha comenzado y performers, activadoras del ritual escénico, espectadores y curiosos somos parte de él.
Veo a los perfomers caminar en círculos a veces lentamente, otras a toda prisa; los veo nacer y morir; transformarse y evolucionar; veo su humanidad en movimiento que refleja a los que estamos quietos, impávidos, sintiendo un respiro profundo, no porque la tierra no se mueve, sino justo por lo contrario, porque la constante es el movimiento.
Esta noche en el teatro también tembló, por fortuna, sin victimas ni sobresaltos, temblaron los cuerpos enteros de todos los que ahí reunidos fuimos parte de ese ritual de Flamenco Humano. Que bello el vértigo que provoca el Cante, que hermoso el movimiento del corazón y las ideas que nos regala la danza.
Agradecemos a INTERflamenca por la invitación a ser parte de la magia que hacen en escena.