Sensodanza
Sensodanza, se nombra la compañía independiente de danza que tuvo a bien invitarnos este 24 de abril al Teatro Raúl Flores Canelo, a presenciar la puesta en escena: Caronte. Bajo la dirección de Diana Fernández y un entregado elenco, conformado por: Geovana Brito, Abril Luna Hernández y G’Ayla Iliria Villanueva, nos trasladamos todos los ahí presentes a las aguas del río Aqueronte a sentir y pensar sí la muerte, pero también la vida.
Puntual a la cita el teatro queda en penumbras, las rojas cortinas se abren y de entre la bruma tres cuerpos femeninos ocultos tras unas pesadas capas oscuras aparecen, suben, bajan, giran, juegan con las cuerdas que al frente del escenario nos indican que ya no hay más nudos que desatar, la única certeza humana se ha cumplido: estamos muertos.
Sobre una brillante tela blanca se proyectan los rostros de los no vivos, es el río Aqueronte, ese que decían los griegos es menester que atraviesen las almas atormentadas. Aparece la barca, no así el barquero, o quizás sí, pero no es uno son tres y son mujeres.
La música conecta con el movimiento de los cuerpos que hacen las veces de almas desnudas, almas que a su vez conectan con los cuerpos de los espectadores que en una mezcla de asombro, fascinación y miedo no pueden parar de sentir que esa danzar de un lado a otro de las bailarinas, les habla de ellos, de ellas, de cada uno; es un paradójico y atroz cuestionamiento a su singularidad.
Las almas-bailarinas suben y bajan de la barca ¿será que se resisten a la muerte como tantos de los vivos nos resistimos a la vida? Una de ellas toma la rienda, enciende la luz que habrá de iluminar el camino, es momento de partir, dejarse ir, de soltar las amarras y fluir, porque sin muerte no hay vida.
