Entrevista Violeta: María Fernanda

 Politóloga con Especialidad en Política Pública y Género.

¿Cuál fue tu puerta de entrada al feminismo?

Desde pequeña, el hecho de cuestionar por qué tengo que servirle la comida a mi papá, cuando el tiene manos para servirse; cuando era adolescente, al decirle a mi papá que quería ser politóloga y que él me contestara que la Política no era para mujeres, yo sólo pude decirle, ¡claro que es para mujeres!. La Política nace en gran medida de las mujeres, pero no es esa política electorera, sino la política que se vive, que es acción, que es discurso; que es colectivo, que es organización, que es autodefensa. Entonces, yo creo que por ahí empezó. 

Después, ya un poco más grande, en mis 20s tempranos tuve una relación de pareja que me terminó marcando en muchos sentidos y me empecé a acercar al feminismo de una forma terapéutica. Si bien el feminismo te ayuda a abrir preguntas epistemológicas y ontológicas, cuando tu aprehendes con “H” algunos de sus postulados, te das cuenta de que, si no te casas o no tienes hijos, hay otras cosas que hacer con tu vida. No digo que estoy cerrada ante esa posibilidad de futuro, pero el feminismo me hizo darme cuenta de que hay muchas otras facetas de mi misma, para mí y para el mundo, que puedo dar.

Creo que el feminismo es una gran puerta para la autorealización personal, pero también para la realización en colectivo. Mis primeros acercamientos fueron de carácter personal y, eventualmente, ya como amiga de otras feministas, pude socializar lo poco o lo mucho que iba aprendiendo: compartir libros, conferencias, artículos.

A mi me gusta escribir sobre crónica urbana feminista. Cuando voy a las marchas y me visto o me desvisto, lo que sea que tenga y quiera hacer, me gusta escribir y relatar lo que vi. Eso me llena de una potencia y de un saber de qué en ese momento y en este movimiento no estás sola, que hay muchas otras mujeres de todas las edades contigo.

Por ahí empecé, pero sin duda soy el resultado de mi linaje femenino. Soy nieta de una mujer obrera, hija de una maestra y son mujeres que marcaron mi haber. Sí ellas no me hubieran abierto la puerta, no sería la mujer que soy hoy, incluyendo la mujer feminista.

¿Cómo vives el feminismo en tu cotidianidad?

A veces pecamos de soberbias desde la Academia y cometemos el error pedagógico de querer decirle a las demás cómo vivir su feminismo, pero no se trata de eso, no hay un feministómetro. Hay causas concretas que te convierten en una feminista, pero hay otras que se van apenas explorando por las nuevas generaciones. Por ejemplo, la violencia digital en los 70s no era un tema, porque el internet no era un tema. Ahora, mujeres de la edad mía, o 15 años más jóvenes que yo, traen otra agenda y están construyendo otras historias y nos están ayudando a todas; todas nos ayudamos.

Yo agradezco haber tenido el poder adquisitivo para cursar la Especialidad en FLACSO, pero lo mejor del feminismo lo aprendí en las calles. Puedes tener mucha teoría y no tener empatía y puedes tener mucha empatía y conocimiento de causa porque vives el movimiento y tener mucho más que decir y que aportar que sólo un artículo académico. Insisto, me gusta estudiar, me dedico en mis tiempos libres a la Academia, pero la Academia no es principio ni fin, es una parte y el feminismo popular no sólo es parte del movimiento, es base fundamental del movimiento. Sin las mujeres que están luchando en las calles, sin las mujeres que están en los espacios comunitarios, sin las mujeres que están en la ruralidad, las feministas urbanas clase medieras- universitarias, no tendrían una razón de ser. En la medida en que entendamos nuestros privilegios, podemos entender que hay una diversidad de mujeres y una diversidad de causas.

¿Cómo estás esperando el 8 de marzo?

Con mucha ilusión porque estuve enferma de COVID casi dos meses. Entonces, mi meta no era cumplir años, mi meta era poder reunirme con un grupo nutrido de mujeres para salir a marchar. Tuve la oportunidad de impartir mi primer Círculo de lectura feminista el año pasado y conocer mujeres más jóvenes que yo y decir: “están más despiertas que yo a su edad”, me entusiasmó mucho; me llenó de mucha potencia. También mujeres de mi edad o más grandes, por ejemplo, jalarme a mi mamá a una marcha ha sido una de las más grandes experiencias que he tenido en mi vida. Te estoy hablando de una mujer de más de 60 años, que no sólo comparte algunas de mis ideas, si no que contamina así, como si fuera humedad en una pared, mis ideas a sus amigas.  Entonces, en esa perspectiva intergeneracional de lo que es el feminismo, yo espero el 8 de marzo no sólo con emoción, sino con la convicción de que estoy en un momento adecuado para hacer valer mi voz y que mi voz, no va a importar si tiene 15 o 50 años, tiene derecho a existir y a ser escuchada en el corazón de esta ciudad.  Espero el 8 de marzo convencida de que las calles son nuestras, le guste o no al gobierno; las calles son nuestras y hay que defenderlas.

¿Cuál es la parte difícil de ser feminista?

Perder oportunidades “laborales”, porque no entienden que cuando una se convierte en feminista es 24/7. Si tú crees que vas a dejar la capucha o las botas negras en un rincón y después te vas a hacer tu vida normal, así no funciona. Tú traes siempre pensando muchas cosas. Por ejemplo, las relaciones interpersonales. Hay amigos a los que de plano he tenido que decir adiós porque no me aportaban nada, no me nutrían en ningún sentido; hay relaciones sexo afectivas que me he atrevido a cuestionar y decir, esto no está funcionando ¿por qué no lo replanteamos? La parte difícil es que de pronto te quedas sola en principio, pero si tienes la suficiente valentía y temeridad te das cuenta de que estás más acompañada y arropada de lo que creías. Tú perspectiva de relación con otras mujeres cambia completamente: el simple hecho de decir que la de enfrente no es competencia es compañera; el dejar de competir por el aprecio de un hombre o de otras mujeres; o por este sistema capitalista que te obliga a competir siempre en lugar de construir de manera colectiva, más allá de la cuestión adquisitiva.

A mí el feminismo me ha permitido ser una mujer mucho más feliz . Sí, parece duro al principio, que se te cierren puertas, que te dejes de hablar con personas, que ya no te vean sumisa y ya no te puedan dominar. Pero esa parte que se te cierra te obliga a mirar otras posibilidades de acción; otras posibilidades de desarrollo y plenitud, que te obligan a crecer como ser humano y en relación con otras mujeres en el movimiento. Lo difícil de ser feminista, es obligarte a ser una mujer libre.


 [51]Justo acabo de cumplir 34 el 29 de febrero (aunque este año no es bisiesto), pero no sé si sale con fecha de cuando fue realizada la entrevista

 [52]Sede México (es que tiene sedes en 13 países)

5 comentarios en “Entrevista Violeta: María Fernanda”

  1. Rebeca Pazos Rodríguez

    Estoy muy orgullosa de ti, he aprendido mucho de tu formación, participación y difusión de los diferentes feminismos, eres una mujer muy valiente y es justo que te quieras sentir libre en esta sociedad.

  2. Pues esté es tu tiempo y espacio, seguir creciendo y transmitir el conocimiento es importante. Continúa alimentando ese espíritu feminista

  3. Felicidades soy Yolanda Mendez, amiga de tu mama a quien admiro mucho…comparto plenamente su lucha y autorevaloracion. Estan abriendo una brecha y eso tiene un gran valor .
    Gracias por compartir.

  4. Amelia Montes de Oca

    Estoy convencida de que mujeres como tú, lograrán un cambio importante en la sociedad mexicana, sobre todo porque cuentan con convicción necesaria para lograrlo. Eso es admirable te llevará a logros importantes en tu vida!

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