Por Matilde Castillo
Narrativa y collage
En nuestro País se confirma el primer caso de COVID-19 el 28 de febrero de 2020. Para el 24 de marzo, se implementa la estrategia nacional de Sana Distancia que implicaba la suspensión de actividades no esenciales y la medida sanitaria “Quédate en casa”. La intención, salvaguardar la salud pública.
Sin embargo, el confinamiento social potencializó muchos de los problemas de violencia de género que se vivían al interior de los hogares, desnudando lo evidente. Antes de la pandemia, la violencia contra las mujeres en nuestro país ya era un problema público preocupante.
15 días antes de activar la medida se dio una de las más grandes manifestaciones feministas en la Ciudad de México: 8M. Miles de mujeres marcharon, hartas del machismo, de la violencia y de los crecientes feminicidios, que, para entonces eran al menos 10 mujeres por día.
La pandemia agudizó los problemas sociales en todas las esferas y la violencia de género no fue la excepción.
Durante el año 2020, las denuncias por violencia intrafamiliar, llamadas de auxilio a los teléfonos de emergencia y asesinatos aumentaron, según los reportes oficiales.
“La cifra más alta de mujeres asesinadas fue en el mes de abril: 11.2 mujeres en promedio por día. El mismo mes, el total de llamadas relacionadas con violencia sexual, violencia familiar y violencia contra las mujeres, fue de 143 llamadas por hora, en promedio.”
“México es de los países con las tasas más altas de asesinatos de mujeres en el mundo. Entre los años 2000 y 2018, 3 de cada 10 mujeres fueron asesinadas en sus propios hogares”.
“Las políticas públicas y las respuestas institucionales a la violencia contra las mujeres en México no han sido suficientes, ni antes, ni durante la pandemia por COVID-19”.
Por otro lado, durante estos meses de confinamiento vimos cómo desde la sociedad civil, fueron surgiendo grupos de mujeres que comenzaron a reunirse a distancia, preocupadas y ocupadas de esta violencia. Movimientos y colectivas feministas, construyendo redes en busca de respuestas a las necesidades y demandas de las violencias contra las mujeres.
Tal es nuestro caso. Cámara Violeta, una colectiva que surge en medio de la pandemia. Desde nuestros espacios confinados decidimos organizarnos, tejer redes entre mujeres haciendo visible la violencia a la que somos sometidas. Hoy en nuestro primer aniversario, sabemos que este es el camino. A nuestro paso hemos tenido la fortuna de coincidir con mujeres que se han sumado a la lucha de a chaleco a la que se hace día con día, hombro a hombro. Nuestra herramienta: la fotografía
En México, las mujeres desafortunadamente vivimos dos pandemias. Requerimos una vacuna social urgente.
Esperamos que las estadísticas y las manifestaciones hagan eco en nuestros dirigentes. Que implementen reformas con perspectiva de género. Urgen medidas efectivas para cambiar nuestra realidad, para contar otras historias, unas donde no nos haga falta nadie. Pero si no hay respuesta, aquí seguimos porque nosotras “somos la voz de las que ya no están”
1 Los presentes datos son retomados del Informe elaborado para la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias. Realizado en el año 2020, por las organizaciones Equis, Intersecta y La Red Nacional de Refugios. P. 4.
1bid. P. 7.
2 Ibid. P. 4.
Bibliografía:
“Las dos pandemias”. Violencia contra las mujeres en México, en el contexto del COVID 19. Informe elaborado para la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias. Equis.org, Intersecta.org, Red Nacional De Refugios.org. México 2020. Pp. 58.
Consultado 05/11/2021.
https://equis.org.mx/wp-content/uploads/2020/08/informe-dospandemiasmexico.pdf