En defensa de las infancias
Texto y fotografía: Mari lin Martínez
He de confesar que muchas veces me he sentido culpable por la crianza que le doy a mi creatura, miro sus ojos cuando le digo que no, cuando le digo adáptate, aguántame un ratito, cálmate. Me doy cuenta de cuantas veces al día le pido acomodarse a mis tiempos y las veces que yo me he acomodado a los suyo. Me miro a través de las otras formas de materna y observo que no soy yo, que somos muchas las que nos sentimos culpables y que el problema no somos nosotras, el problema es el sistema, un sistema que nos explota como mujeres, tenemos que hacer el aseo de la casa, trabajar y luego maternar. Al final el peso del sistema capitalista patriarcal recae en nosotras y nosotras lo dejamos caer en las infancias.
Salgo a la calle y miro a la niñez adaptándose en todos lados. En los tianguis, mercados, tienditas, oficinas, bicicletas, autobuses y en los autos particulares. Ellas, ellos y elles ocupan pequeños espacios. Los confinamos. Los sentenciamos a estar siempre al lado de nosotros. No corras, no grites, estate quieto, estate aquí, queremos que estén en lugares y que parezca que no estas. Pareciera que queremos extinguirlos. En las conferencias no queremos que griten. En los restaurantes no queremos que se ensucien. En los parques, en los pocos parques que existen; no que remos que se alejen, pues en cualquier momento pueden robárselos.
Entonces ¿Dónde pueden estar? Los enclaustramos en nuestros hogares. En tiempos de Covid algunos adultos trabajan en casa. Las y los niños no tienen espacios para gritar, jugar o existir. Aun asi hay personas que se atreven a pedir “educación” dicen – ¡Críen bien a sus hijos! Enséñenlos a no agarrar cosas, que no hagan desorden, que obedezcan, que no opinen, que hagan lo que se les pide- En este sistema, la niñez no tiene derecho a un berrinche, pero los adultos sí. Por eso la importancia de este escrito, la importancia de darles voz, de escuchar a la niñez para aprender de ellas, ellos y elles. Hoy en el Día Internacional por los Derechos de las Infancias, las invitamos a jugar, a volver a ser niñas con las niñas. A las mamás que maternamos varones las invitamos a abrazarlos y reinventarse con sus hijos pues esas también son formas de romper a el patriarcado. A los padres les exigimos hacerse responsables. El cuidado de las infancias no es solo de las mujeres. A la sociedad la invitamos a respetar a la niñez a escucharla y cobijarla. El hecho de que no te gusten las infancias no te da la libertad para discriminarlas, abusar de ellas ni violentarlas.