La autonomía corporal

Texto y fotografía: Emilia Hera

https://www.unfpa.org/es/sowp-2021

El pasado catorce de abril se publicó el informe anual sobre el Estado de la Población Mundial bajo el lema: Mi cuerpo me pertenece: Reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación. El informe se centra en la autonomía corporal y la capacidad para tomar decisiones de las mujeres sobre su corporalidad. Resulta importante que las primeras cifras en torno al tema salgan a la luz. Ese derecho a decidir sobre nuestras cuerpas, pone en el centro temas que ya se discuten en varios países en toda la Tierra como la interrupción legal del embarazo. Sin embargo estamos hablando de temas que deberían incluir otros como la libertad de transitar sin violencia, modificar nuestras formas corporales, utilización libre de métodos de anticoncepción, relaciones sexuales consensuadas, etc.

En pocas palabras: basta ya de violentar nuestros derechos a través de la violencia a nuestra corporalidad. En este espacio nuestro ¡porqué tendría que decidir alguien más sino nosotras mismas! Alrededor del mundo se alza la voz entre nosotras: las que ya estamos hartas de estar hartas. Las que somos obligadas a tener sexo cuándo no queremos, las que somos acosadas en nuestras casas o nuestros barrios, las que somos violadas a cualquier edad, por parejas, maestros, familiares o conocidos. Somos despojadas, en el acto violento abusivo, de nuestro derecho a decidir. Las formas de estos actos en los que se nos niega la autonomía van desde el abuso psicológico en las que emociones como el miedo, nos paralizan, hasta los físicos a través de mordidas, pellizcos, apretones, golpes o mutilaciones, que en casos cada vez más frecuentes terminan con nuestras vidas. Y qué tenemos sino la vida misma para decidir. En la separación entre los conceptos de cuerpo y razón que heredamos del positivismo occidental, evitamos poner en medio del debate lo valioso de nuestra corporalidad como el único espacio en el que podemos estar siendo en la Tierra. Algunos feminismos como el comunitario hablan sobre nuestro cuerpo como primer territorio de defensa. Aquellas mujeres que se nombran como: cuerpo-territorio-Tierra nos comparten esta visión de unión inseparable entre estos tres aspectos de nuestra vivencia. Y puede que nos encontremos en esas palabras y en esa forma de mirarnos. También puede que no resuenen y tengamos que inventar las formas propias.

El tema de nuestra corporalidad y como nos vamos reconociendo en ella abarca el necesario, ¡urgente! debate/lucha por nuestro derecho a la vida en principio, sin violencia como condición. Porque es así: ¡Nos están Matando! Aún en medio de esta prioridad está el deseo de muchas de nosotras por empezar desde adentro reconociendo nuestro propio conflicto con nuestras corporalidades, con sus formas diversas y con lo que queremos hacer con ellas. Muchas de nosotras vamos día a día ejercitando la idea de mirarnos la cuerpa y sabernos valiosas. Cómo lograrlo es tarea ardua y tan diversa como nosotras mismas. Para mí un regalo en ese proceso ha sido el autorretrato como una práctica de conocimiento, cuidado y gozo. En compañía de mi manada el trayecto ha sido aún más placentero. Autoreconocimiento. Autoreconciliación. Autosignificación. Estas tres palabras repetidas en las exploraciones creativas del fotografiarnos pueden funcionar como un mantra cotidiano que nos sirva para empezar a reclamar nuestra autonomía y autodeterminación.

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